Cuatro con nueve minutos
.
Cuatro con nueve minutos de paz.
Tiempo "libre" para pensar. Hay tantas cosas sobre las que me encantaría reflexionar, que en la simple elección de los temas a tratar ya noto como mi cabeza amenaza con explotar si no me relajo y hago ya mi elección. Tantas veces solía ser el amor, la duda de si terminaré sola, incomprendida y acusada de horribles adjetivos que en el fondo sabía que no me definían. Me tomo un respiro y suelto el aire poco a poco para alejar esa niebla de inseguridades de mi alredador. Es mi momento, solo han pasado 30 segundos y ya he imaginado mil vidas posibles que podría haber tenido por haberme dedicado a mí misma al menos cuatro con nueve minutos como hoy. Para decirme que tras la niebla hay verdad, que las voces de los demás no nos definen, sino que nos deforman, colapsan y agotan hasta el punto de creer que no merecemos nada, nada bueno ocurre después de haber llegado a esa conclusión, o encuentras una mano que te levanta antes de hundirte por completo o simplemente eso, te hundes, o más bien te dejas hundir porque no crees que existe otra alternativa para ti. Un minuto. Ojalá bastase ese tiempo para darnos cuenta de todo pero todo lleva su tiempo, ni mis cuatro minutos con nueve segundos bastan, pero sumando esos minutos cada día logra hacer algo grande. Porque nosotros necesitamos ese tiempo para nosotros. Me paso el día entero escuchando a otras personas igual que ellos me escuchan a mí, pero a veces está bien hablarse a uno mismo, y eso no es para nada cosa de locos. ¿Si ya han logrado pasar dos minutos por qué no vas a lograr ser feliz? Nada es seguro, todo es posible. Y solo quiero saber que mis problemas son un chiste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario